Generalmente se confunde la dislexia con un problema de lateralización. “Siempre me equivoco entre la derecha y la izquierda, porque soy disléxico”. Esto no es del todo cierto, aunque sí que los trastornos de lateralidad tienen relación con la dislexia.
A continuación describiré algunos síntomas que nos pueden hacer sospechar de su presencia de este trastorno del aprendizaje (sobre todo en niños de primaria a partir de los 6 años):
– Comete inversiones en letras. Es muy frecuente confundir la d, b, q, p. También en números o palabras.
– Le cuesta conectar el sonido de la letra con su grafía.
– Cuando lee le cuesta pronunciar palabras, cometiendo errores en algunas letras y sílabas
– Tiene problemas de lateralidad, confundiendo la derecha e izquierda y, a veces, escribe en espejo.
– Puede ser un niño torpe, con baja coordinación psicomotriz, e incluso suele caerse o tener accidentes.
– No coge correctamente el lápiz.
– Tiene mala letra y cuesta en ocasiones entenderle.
– Su comprensión lectora es pobre.
– Tiene problemas acerca del tiempo y no logra saber hora, día, mes y año.
– No logra escribir pensamientos, ni organizarlos.
– Su gramática también es muy pobre.
– Muestra dificultad en el aprendizaje de conceptos numéricos básicos y no puede aplicarlos en cálculos o para resolver problemas.
– En ocasiones confunde el orden de las letras dentro de las palabras.
– Hace inversiones de números, los ordena incorrectamente.
Es importante detectar este trastorno cuanto antes e intervenir para evitar el fracaso escolar y la repercusión que puede tener en la autoestima de nuestro hijo. Tengamos en cuenta que cuanto antes se diagnostique mejor, y que el tratamiento es prolongado en el tiempo, por lo que debemos tener mucha paciencia.
Un consejo durante todo el proceso: evitar remarcar las deficiencias que tiene nuestro hijo. Debemos incidir en las capacidades en las que sobresale, en lo que hace bien (hablarle en positivo) para evitar que se desanime. Y, en la medida de lo posible, incluirle en la toma de decisiones y tener en cuenta su opinión sobre su “problema”.
Encarna Galindo Lorenzo | Psicóloga Infantil de BarnaPsico