Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /usr/home/barnapsico.com/web/wp-content/plugins/thinkup-panels/inc/styles-admin.php on line 392 Control y gestión de la ira o conductas violentas | barnapsico.com

Control y gestión de la ira o conductas violentas

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¿Qué es la ira?

La ira, como cualquier otra emoción, es la reacción bilógica como resultado de un estimulo exterior. Son reacciones psicofisiológicas, generadas por objetos, personas, lugares, sucesos o recuerdos importantes.

En general los diferentes autores concluyen una serie de emociones básicas o primitivas:

  • Tristeza
  • Felicidad
  • Sorpresa
  • Asco
  • Miedo
  • Ira

 

La ira, como cualquier otra emoción tiene un efecto activador que facilita la adopción de las conductas adecuadas para hacer frente a una frustración (Salaberria, Fernández-Montalvo y Echeburua, 1995). En la manifestación de la ira se experimentan unos cambios fisiológicos que repercuten en el organismo cuando se desencadenan, produciendo entre otros una respiración acelerada; gestos crispados; tensión muscular,…

Pudiendo ser la ira, una emoción propia del ser humano y plenamente adaptativa, lo que la convierte en inadecuada es su excesiva duración, intensidad y desproporcionalidad en relación  a la causa por la que se originó.

La violencia, según Sanmartin, J. (2.000), “Es una conducta específicamente humana que suele traducirse en acciones o amenazas de acción u omisiones intencionales que buscan el daño a otro ser humano”. Según el mismo autor, es la cultura la que nos hace pacíficos o violentos.


¿Qué señales me indican que mi estilo relacional es violento?

En ocasiones las personas debido a su aprendizaje podemos haber normalizado un estilo relacional violento, generando actitudes de ira desproporcionadas de forma demasiado frecuente. Este espectro es muy amplio, pudiendo confundir como violencia sólo aquellas actitudes que entrañan acciones físicas. Demasiado habitualmente pasan inadvertidas como actitudes violentas las conductas de coacción, burla, chantaje, presión, ridiculización,… pudiendo ser muy dañinas psicológicamente y muchas veces de difícil superación, si estas se prolongan demasiado tiempo para la víctima.

Aceptar que el estilo propio de comunicación carece de asertividad no es fácil, pero merece la pena no demorarlo ya que de lo contrario, notaremos como la gente que inicialmente nos apreciaba, que confiaba o estaba cercana a nosotros, puede ir tomando distancia lentamente. Puede ser más difícil detectarlo de forma inmediata, porque nuestra propia acción provoca en nuestro entorno, “temor”, y nosotros mismos generamos que los demás no se atrevan a cuestionarnos directamente, por temor a la propia actuación. En estos casos notarás que la relación es distante y fría, que tiende a ser bastante superficial, entre otras cosas porque se ha roto la confianza previa. Muchas veces esto te provocara malestar porque ya no es como al principio (no es tan tanto por ti).

Algunos signos más comunes (pudiendo ser solo algunos de ellos):

  • Diferentes personas -de diferentes entornos- de mi esfera social (laboral, social, familiar,..) me manifiestan de alguna manera y alguna vez, con términos del estilo: eres impulsivo, vehemente, mal carácter, incluso agresivo,…
  • Se me cataloga de estricto, rígido,..
  • Alzo la voz y me acaloro fácilmente.
  • Siento que se me ataca con demasiada facilidad, y que la gente no me trata como merezco.
  • Me enfurezco fácilmente y luego me siento mal, arrepintiéndome de lo que he dicho o hecho, pero ya es demasiado tarde incluso aun teniendo razón yo.
  • La gente se empeña en llevarme la contraria, y me pone muy nervioso.
  • No soporto determinadas acciones de los demás (y se lo hago saber).
  • Me voy callando hasta que al final exploto (porque no puedo más).
  • Hay gente que ha acabado llorando tras una discusión conmigo.
  • He llegado a tener problemas con la Justicia en alguna ocasión o podía haberlos tenido.
  • Pierdo los nervios.
  • En las discusiones siento que me hierve la sangre. 

Las dificultades más habituales son:

  • El consumo de sustancias puede empeorar la propia manera de manejar los conflictos o bien se ingieren sustancias para intentar evadirse de esas situaciones de conflicto con los demás pudiendo, por ello, agravar todavía más el conflicto o prolongarlo en el tiempo.
  • Poner la responsabilidad en los demás de mi propia actuación (justificar mi conducta de alguna manera). La humillación, la falta de respeto, descalificación o cualquier otra acción me alejan de la solución real.
  • No entender o justificar el sufrimiento ajeno, por mi propia actuación, atendiendo a una supuesta agresión previa del otro. Eso solo consigue incrementar la llamada escalada de la ira, y no consigue mejorar el problema sino más bien empeorarlo (romper relaciones, guardar rencores, predispone a proseguir anclado en el litigio, conductas de evitación, afecta negativamente a medio plazo en mi estado de ánimo,…).
  • No ser conscientes de lo que yo genero en el otro (es como perderse la mitad de la película). Una película no está completa, ni se puede entender la trama, si sacamos a uno de los protagonistas principales del film, ¿verdad? Cuando solo hablas de lo que el otro te hace, estás haciendo algo parecido; si omites lo que puede sentir el otro por lo que haces o le dices tu, es como quitar a uno de esos protagonistas. La película no cuadra, ¿verdad?.

 ¿Para qué sirve una terapia en estos casos?

Permite, al final, aliviar el sufrimiento y por tanto la calidad de vida de uno mismo y de los demás. Uno siente que domina la situación de verdad, y no tiene una actitud de defensa y alerta perpetua. En realidad, si vivo en esos estadios, lo que se percibe es una falsa percepción de control, el cual consigo a un alto coste, estando en tensión constante y en guardia, sospechando,…

El control hace que los demás se sientan coaccionados, intimidados, enfadados… (eso que tu puede que no percibas), pero que el resultado a medio plazo en los demás es que el otro acaba haciendo actitudes no deseadas para ti tales como la evitación, desafección, enfrentamiento, desánimo, sufrimiento,… dependiendo del vínculo que se tenga con dicha persona y de la personalidad de ésta. Permite recobrar la confianza mutua con los demás. Mejora de la autoestima y autoconcepto. Mejora de las relaciones interpersonales. 


¿QUÉ OBJETIVOS SE PLANTEAN CON EL TRATAMIENTO?

El tratamiento va dirigido a dar herramientas para el propio autocontrol, sabiendo identificar adecuadamente los signos que me advierten de mi enfurecimiento y de la probable desconexión comunicativa con tu interlocutor. Reflexión de lo que es una comunicación productiva y lo que no. Aprender a defender y comunicar lo que se quiere. Identificar que pensamientos interrumpen o me hacen sufrir, y precipitan la comunicación inadecuada o el descontrol. Descubrir que el conflicto lo genero yo, más que el otro. El otro me plantea una dificultad que tengo que saber abordar. Diferenciar donde están los propios límites y el de los demás.


¿CÓMO LO HACEMOS?

Tratamiento psicológico

El tratamiento se orienta a que la persona afectada aprenda y practique técnicas y estrategias tanto cognitivas, conductuales y comunicativas alternativas, que permitan una relación diferente con los interlocutores ante un conflicto. Estos ejercicios, que se irán ajustando a medida que avance su tratamiento, supondrán la base del cambio, si se practican adecuadamente y durante el tiempo indicado por el terapeuta.

En algunos casos, puede ser necesaria la colaboración puntual del principal familiar afectado principalmente por la conducta de la persona sometida al tratamiento. Dicha intervención es más secundaria y va dirigida a poder confrontar la evolución del interesado.

 

Tratamiento farmacológico

Solo en casos muy concretos puede ser necesario un tratamiento farmacológico para complementar la intervención psicológica. Dichos casos serán cuando se detecta una patología o trastorno que incide notablemente en el estado de ánimo de la persona.


¿QUÉ SE GANA CON EL TRATAMIENTO?

Puedes lograr ante todo un aumento de autoestima y relajación, ya que puedes relajarte en tu relación con los demás. Uno percibe no estar en guardia ni en tensión ante las amenazas percibidas por el entorno. Por otro lado las relaciones pueden mejorar considerablemente en la medida que transmitirás un mayor bienestar al entorno, generando mayor proximidad con la personas deseadas.



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