Las vacaciones de verano pueden ser una época muy intensa para las familias a la hora de organizar y compartir el tiempo libre con los hijos durante las vacaciones de verano.
Desde Barnapsico os ofrecemos algunas ideas para compartir con los niños estas vacaciones, sobrellevar las pequeñas dificultades que puedan ir apareciendo y convertir estos días en momentos de calidad y experiencias en familia.
¡Así viviremos estas vacaciones con más energía y felicidad!
Quizás no todos los días con los niños serán perfectos, pero algunas de estas ideas os pueden ayudar a planificar algunos buenos momentos compartidos con ellos, que os hagan sentir que la tarea de ser padres es gratificante.
Dedicad algunos momentos del día a “sentir” a vuestros hijos. Cuando las responsabilidades cotidianas nos sobrepasan, puede parecernos más fácil mantener las rutinas habituales de “gestión de los niños” (que jueguen entre ellos, miren la TV o jueguen a videojuegos, hagan los deberes de verano, etc.), mientras nosotros pensamos en otras cosas. Sin embargo, dedicarnos a “nuestras cosas” durante las vacaciones podría hacernos perder momentos preciosos de la vida de nuestros hijos. En cambio, si dedicamos algunos momentos del día a ser plenamente conscientes de nuestros hijos, nuestra relación con ellos mejorará muchísimo, siendo conscientes de que queremos “verlos”, escucharlos, entenderlos, jugar con ellos, en definitiva, conocerlos y vivirlos! Pensad por un momento,… y viajad a vuestra propia infancia “cuanto deseábamos que nuestros padres nos prestaran una atención plena y compartieran su tiempo con nosotros”, verdad que nos gratificaba, y que nos hacía sentir?
Planificad con tiempo las actividades. Para evitar situaciones de frustración, gastos excesivos, horarios complicados y niños aburridos, sentaos a valorar todos juntos los planes, deseos y expectativas que tengáis para este verano, programando con ellos algunas actividades con una perspectiva a medio plazo. Esto ayudará a los niños a anticipar que no todo lo que deseen hacer durante estos meses será posible, y a entender lo que podréis y no podréis hacer juntos dentro de un contexto más amplio que su propio punto de vista.
Estableced expectativas de gastos razonables. Hablad con vuestros hijos sobre qué tipo de actividades podéis costear durante el verano, y cuáles no. Si el presupuesto es una preocupación para vosotros, comentadlo abiertamente con ellos. Según la edad de los niños, podéis utilizar esta oportunidad para hablar sobre el valor del dinero y cómo invertirlo en actividades que os aprovechen a todos.
A continuación os proponemos algunas:
Preparad cenas especiales.
La cena en casa con toda la familia es especial en sí misma, pero vosotros y vuestros hijos tendréis aún más ganas de cenar juntos cuando la cena sea “temática”: noche de pizza, noche de patatas fritas y hamburguesa, noche asiática, noche de frutas exóticas, incluso noche de crepes salados y dulces! Si la imaginación os acompaña, podéis preparar “el escenario” para que los niños se conviertan en pequeños chef o ayudantes de cocina: gorros, delantales, etiquetas con su nombre… Además de enseñarles algunos trucos de cocina, también podrán aprender a cooperar en todo el proceso de preparar una comida, con nuestro apoyo y supervisión: el día antes podéis pensar en el menú y en ir a comprar los ingredientes; durante la preparación pueden ayudar a lavar y cortar verduras, rallar el queso, mezclar la salsa, practicar con los palillos chinos, o preparar la mesa “temática”; antes de sentaros a cenar, pueden ayudar a limpiar y recoger los utensilios de cocina usados. Este aprendizaje os resultará muy útil durante todo el año también! Cuando los niños viven con emoción y diversión aquello que comparten con sus padres, se comunican mejor, y se sienten útiles, amados y felices!
¡A pasear en pijama!
La hora de acostar a los niños en verano, cuando los horarios se alargan, puede resultar un poco caótica. Un truco muy útil para favorecer que estén calmados y con ganas de ir a dormir es dar un paseo “en pijama” por la noche, en familia. Es una actividad ideal en verano, original y espontánea, que les dará a los niños –y también a los adultos- la oportunidad de relajarse, hablar y escuchar, y reducirá la frecuencia de actividades rutinarias como ver la televisión o jugar a videojuegos. La clave de esta actividad es que, justo antes de salir a pasear, los niños hayan realizado ya las tareas previas a irse a la cama, por ejemplo, recoger la mesa y la cocina, prepararse la ropa para el día siguiente y cepillarse los diente. Después de unos 10 minutos de paseo, los niños ya estarán relajados, contentos y con ganas de ir a la cama. ¡Y ahora los papás tendréis un rato más para vosotros solos!
Aprovechad para hacer algún pequeño trabajo de mantenimiento en casa.
Reparar ese grifo que gotea, cuidar las flores del jardín, engrasar la cadena de las bicicletas, pintar la habitación de los niños, hacer una casita para los pájaros… Hay muchas tareas que podemos hacer en verano, pero incluyendo a los niños en ellas fomentareis su sentido de la responsabilidad y su autoestima. ¡Ayudar a papá y mamá en estas tareas de mayores les hará sentirse competentes y útiles! Las pequeñas mejoras en el hogar son una gran manera de pasar tiempo con ellos mientras aprenden a utilizar algunas herramientas. Si son pequeños, pedidles que os ayuden a sostener o a buscar las herramientas. Pensad que son niños, según la edad y la habilidad, pueden no ser tan habilidosos. Lo importante no es que lo hagn bien, sino que vean como lo haceis y asi aprenderán y que osa ayuden en las tareas sencillas de dicha actividad. Si son más mayores y habilidosos, ofrecedles llevar a cabo la tarea principal y convertíos en sus ayudantes.
Andando en lugar de en coche.
Los minutos que nos ahorramos al usar el coche para llevarlos al parque o a casa de un amigo son en realidad momentos muy valiosos que, sin darnos cuenta, sacrificamos por conveniencia. Ir a ciertos lugares caminando con ellos es una gran manera de pausar el ritmo de sus vidas y de disfrutar con ellos de esos momentos sin un “guión previo”: que os expliquen qué van a hacer cuando lleguen al parque, con quién jugarán, lo que piensan o sienten sobre sus amigos. También podéis jugar a adivinar cosas que se ven por el camino, haciendo que describan con detalle algún objeto o persona…
Jugad con ellos a sus videojuegos favoritos.
Sí, jugar a algunos videojuegos con vuestros hijos en algunos momentos del verano puede ser muy educativo para ellos, y útil para vosotros. Os permitirá conocer las preferencias y reacciones de vuestros hijos en este contexto, y podréis darles un modelo de conducta adecuado si hay algún aspecto que no os gusta, o explicarles por qué algunos videojuegos son apropiados y otros no. Por ejemplo, los juegos tipo Wii, con su estilo de “realidad virtual”, pueden ser altamente adecuados, ya que trabajan de manera muy efectiva aspectos como el trabajo cooperativo, el razonamiento o las habilidades deportivas, ya que son juegos que imitan actividades del mundo real: usar cooperativamente el equilibrio de dos jugadores para cruzar un puente; resolver mensajes en clave para llegar al mapa del tesoro; o reproducir exactamente los mismos movimientos necesarios para bailar una coreografía en equipo, jugar a los bolos o al tenis, salir a pescar. Además, si ellos son más hábiles que vosotros en estos juegos, podéis pedirles que os enseñen a jugar o a manipular los controles; para explicaros el funcionamiento del juego tendrán que ser considerados con vuestras “limitaciones”, organizar bien sus explicaciones regulando su tono de voz y el lenguaje. Esto les hará sentirse útiles a su vez y os abrirá una ventana para conocer más de cerca de vuestros hijos en un contexto poco habitual para los padres.
Conectaos con el resto de la familia o con otras familias.
Pasar tiempo de calidad con primos, abuelos, tíos, o con otras familias amigas, puede constituir un entorno muy enriquecedor para los niños, y el verano es un tiempo ideal para fomentar estas relaciones. Si además estas personas gozan de vuestra confianza, aceptar su ayuda en el cuidado de los niños durante algunas horas os dará a los padres un tiempo para mimar vuestra relación de pareja.
Cuídate y cuida a tu pareja.
Las tensiones de pareja no resueltas durante el invierno pueden agravarse durante las vacaciones, cuando aumenta el tiempo en común, y pueden repercutir negativamente en los niños y en la estabilidad familiar. Durante estas vacaciones, dedicaos el uno al otro momentos de atención plena, sin los niños, siendo conscientes del otro, escuchando sus necesidades y sentimientos. Cuidad del cuerpo y del espíritu de vuestra pareja: compartid actividades relajantes, salid a cenar solos, buscad momentos tranquilos para hablar de vuestras preocupaciones, jugad a “verdad o reto”, dad paseos al caer el sol, haced ejercicio, leeros el uno al otro, bailad al ritmo de vuestras canciones favoritas,… Esto fortalecerá vuestra unión y os dará equilibrio y confianza para gestionar de manera positiva los momentos de estrés.
Cuando compartimos experiencias y emociones con nuestros hijos, estamos asentando las bases de una familia fuerte, unida y feliz. No sólo nos sentiremos unos buenos padres, sino que además estaremos educando a nuestros hijos a ser buenos adultos y también buenos padres algún día.
Mercè González i Calderón
Psicòloga General Sanitària