El otro día veía la última película de Bridget Jones , y de nuevo nos encontramos con una mujer a la que se le da a elegir entre el amor romántico (del personaje de siempre con quien no ha funcionado la relación en diez años) y la compatibilidad (nuevo personaje que encaja en gustos, en manera de ver la vida, que encajan en modo de divertirse, y que está disponible para el compromiso).
Me gustaría reflexionar sobre que todavía se nos potencie la idea de que el AMOR PUEDE CON TODO.
El mito del amor romántico que todavía vemos en películas, canciones, novelas,…deberíamos de dejarlo para eso, LAS PELICULAS.
Querer mucho a alguien no es necesariamente garantía de que nos vaya a hacer felices, ni de que nosotros le hagamos feliz.
Una de las cosas más importantes a tener en cuenta en una pareja es la compatibilidad, sin ella seguramente esa relación fracasará o mantendrá un alto nivel de conflicto y/o sufrimiento. Porque cada individuo tiene gustos, tiene una esencia, sus preferencias, su manera de entender la vida..
Si nos unimos a alguien que es incompatible con nosotros, uno de los dos o ambos tienen que renunciar en gran medida a la vida que quieren llevar. Y eso no lo compensa el amor, de hecho muchas veces, eso hunde el amor que sentimos por el otro, lo llena de recriminaciones, de sensaciones de desequilibrio… En realidad, una relación de pareja implica negociaciones sobre muchos temas, que se llevan a cabo cediendo de un modo equilibrado los dos miembros. A veces, dejando que la balanza caiga de un lado y otras del otro. Otras veces, cediendo ambos un poco, con lo que la opción final es un poco a gusto de los dos, pero han renunciado también a una parte de su opción inicial.
De este modo, cuanto mayor nivel de incompatibilidad tengamos en muchos temas, o bien en cosas que para nosotros son fundamentales, las negociaciones serán permanentes y las renuncias muy grandes. Acaban pesando demasiado.
En cambio, tener más compatibilidad hace que en muchos temas el acuerdo sea más sencillo porque las opciones iniciales son menos diferentes o incluso se parecen. Si el nivel de desacuerdo es menor, para cuando éste se da, hay paciencia, ganas y “recorrido” para ceder, negociar….
El problema es que cuando nos conocemos y enamoramos no solemos tener información como para saber si seremos o no compatibles. Así que es importante conocernos a nosotros mismos muy bien, saber qué queremos, y que no, sobre qué podemos estar dispuestos a negociar y sobre qué no.
Al conocer a alguien entonces debemos de comunicar quienes somos, qué no negociaremos, qué nos es fundamental en nuestras vidas, y qué podríamos aceptar, pactar…
Si la otra persona tiene esos aspectos claros también puede transmitírnoslos, y así podemos identificar si realmente hay algo de compatibilidad. O si ya de salida vemos que hay algún tema primordial en el que no seremos compatibles. Porque si no, nos enamoramos, nos perdemos un poco y corremos el riesgo de ver la incompatibilidad demasiado tarde.
Marga Rojo, Psicóloga General Sanitaria