Sin duda esta es una pregunta muy frecuente que despierta en muchas ocasiones incertidumbre, por desconocer donde está el límite de lo que se debe explicar y cierta angustia que despierta pensar que uso puede hacer el niño/a de ello. En general puedo decir que es más sencillo de lo que nos pensamos, pues los niños/as, sobre todo a tempranas edades con una simple información tienen más que suficiente.
Todos los que somos padres sabemos que de repente nos sorprenden con una pregunta de esas que te quedas con la boca abierta, por lo complejo de la respuesta o bien porque es difícil de explicar por la edad que tienen, ¿a quien no le ha pasado?
Hay padres que pueden pensar que no están preparados para explicar según qué cosas, pero en realidad los padres disponemos de más información de partida que nuestros hijos, y normalmente es lo que solemos hacer normalmente con temas menos “comprometidos”.
Aquí van algunas pautas generales:
• No inventar o mentir, o evadirse de la pregunta y no contestar más de lo que tu hijo pregunte.
• Lo ideal es hablarle en la medida de su curiosidad, sus conocimientos previos sobre el tema y según la edad que tenga. Para averiguar qué grado de información tiene y cuál es el que necesita, empieza por hacerle tú las preguntas. En función de sus respuestas, te darás cuenta de lo que sabe y de lo debes contarle para satisfacer su curiosidad.